Todo empezó en el verano de 2012 cuando un grupo de espeleólogos encontraron un esqueleto al completo de un extinto lince boreal (aun pendiente de datación) en una cavidad de la Paré de los Cinchos en el macizo de Ubiña (Concejo de Quirós). El hallazgo de la osamenta del felino fue lo que dio nombre a la cavidad, ahora conocida como "Cueva del Gatu Vetu", que así era como llamaban los paisanos a los supuestos linces que había a principios del siglo XX.
En la Cueva del Gatu Vetu es donde ha tenido lugar el hallazgo de unos restos humanos, un esqueleto casi completo (se conservan más de un 90% de los huesos). Un hallazgo de lo más singular, ya que las dataciones del carbono 14 le han otorgado una antigüedad de entre 3.800 y 3.900 años, lo que lo sitúa en un vago horizonte a inicios de la Edad de Bronce, pero quizás aun del Neolítico o Calcolítico.
El individuo cuando falleció tendría entre 16 y 18 años, conservaba todos sus dientes, no presentaba lesiones importantes excepto una leve fractura sobre un ojo y tampoco estaba desnutrido. Puesto que a su alrededor no se han hallado vestigios de ajuares funerarios, ropas, armas u otro tipo de utillaje, se baraja la hipótesis de que no se tratara de un lugar de enterramiento ni habitación. Las hipótesis formuladas han ido orientadas a la caza o a que se adentrara en la cueva y se perdiese.
La posición en la que fueron encontrados los huesos indica que el individuo estaba sentado cuando murió. Así lo explican los responsables del estudio: el director general de Patrimonio Adolfo Rodríguez Asensio, los arqueologos Gabino Busto y Cesar García Castro y la antropóloga Belén López Martínez responsable de los estudios que se están realizando sobre los huesos.
Las razones por las que este individuo llegó a esta cueva se desconocen. La temperatura de la cueva de entre 3 y 5 grados han permitido que el esqueleto se halla encontrado en condiciones óptimas permitiendo la conservación de los huesos.
Los restos no pudieron ser rescatados hasta septiembre de 2013 debido a las condiciones climáticas. El martes 3 de septiembre la expedición formada por un equipo de arqueologos y espeleólogos acompañados por el guarda del Parque Juan José Congregado López subían por la pista hasta la falda de Peña Rueda y de allí caminaron al Machau de la Cardosa donde pasaron la noche. Al día siguiente caminaron hacia la cresta de los Cinchos. Dentro de la cueva echaron unas ocho horas porque también se aprovechó para explorar y topografiar una galería/chimenea que desembocaba cerca del yacimiento.
El director general de Patrimonio, Adolfo Rodríguez Asensio recuerda que la cueva no acaba en el punto donde han aparecido los huesos, sino que sigue una sima de unos 30 metros en la que podrían encontrarse nuevos materiales.
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