jueves, 5 de diciembre de 2013

HISTORIA O LEYENDA

D. Bernardo Tiburcio Álvarez Terrero Valdés de Peón y Bolde de Leyva, nacido en 1806 en Villamarcel, tenía fama de ser el asturiano más rico de su época, o así consta en la memoria popular donde se guardan algunas anécdotas sobre este peculiar personaje.

Se decía que su oro provenía de un tesoro escondido por los moros, también que era la herencia de un antepasado pirata obtenida de un galeón cuando volvía de las Americas con la bodega llena de monedas, y también que uno de sus criados cuando fue a buscar una vaca que se había perdido en monte, al encontrarla vio que junto a las patas tenia un barro especial, escarbó y se encontró un tesoro que bajó para casa de su amo.




La realidad mucho más prosaica, se limitaba a un buen legado familiar en dinero y tierras, que él había sabido multiplicar hasta el punto de que se asegura que podía ir desde Quirós a Madrid, a pie, pernoctando siempre en alguna de sus propiedades. Esto no debió de distar mucho de la realidad, ya que casi el 90% del concejo era suyo, además de todas la fincas que poseía en Asturias y provincias vecinas.

Todas estas leyendas surgen porque era difícil de creer que Bernardo fuera tan rico desde la cuna. Vestía como sus vecinos: traje de pana, madreñas y escarpinos, boina... Cuentan que tan mal vestido andaba este señor, que un día sentado a la puerta de su palacio, llego un pobre a pedir limosna y le dijo: ¿Pides tu o pido yo?, a lo que Bernardo respondió, pide tu que ya te daré yo.
Cuentan también que en una ocasión llego un vinatero que traía pellejos de vino a casa de Bernardo y pidió ayuda para descargar el pellejo a un paisano que estaba junto a la puerta. Este paisano le ayuda y el vinatero le dice que traiga una jarra para sacar un poco de vino y tomarse unos tragos, que don Bernardo no se enterará. Toman el vino tranquilamente y el vinatero le dice que llame a don Bernardo para entregarle el vino y el paisano le dice "don Bernardo soy yo"

Todo esto no encajaba mucho con un "Caballero de la Real Maestranza de Zaragoza" o con un Vicepresidente del Consejo Provincial, ya que cuando bajaba a Oviedo acompañado de su asistente todos creían que éste era don Bernardo, ya que el asistente iba mejor vestido que él...

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