Entre labios y labios hay ciudades
hay silencios que te esperan
en abandonados dormitorios donde habitaba la luna
recordando en delirante luto
los días apenas sostenidos
por el aire y por los sueños.
Alguien me pregunta por mi olvidada voluntad
y de repente vienes volando sin sombra y sin nombre
con ráfagas de viento confuso,
todo se cubre de un sabor mortal.
Le grito a la lluvia,
a esa dama sin corazón
y las gotas de tiempo caen incesantes
desvaneciendo el perfume de las noches felices
en las que la sed habitaba en las alcobas
y los sueños retozaban como agonizantes bestias exhaustas
Los labios que la sed ha invadido
callan las desamparadas pasiones
que golpeaban nuestro eje de simetría,
los desolados besos
van a parar al hueco de un puñal hace ya tiempo hundido
y los versos caen sin sonido en la soledad.
El delirante insomnio
crece en el origen de la lágrimas
y las palabras
mueren desgarradoramente dulces.
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